Madrid es una ciudad de leyendas y misterios, en ellas nos inspiramos para crear los juegos de nuestras salas de Escape de Madrid.
Algunas historias siguen sin resolverse y otras se han aclarado con el paso de los años. El metro de Madrid, es uno de los lugares por los que pasan miles de madrileños todos los días y los que más enigmas y leyendas urbanas generan.
Seguro que todos habéis oído hablar de la famosa “estación fantasma de Chamberí”. La estación de metro de Chamberí se cerró en 1966 por la cercanía de otras estaciones como Iglesia y Bilbao. Se reabrió como museo hace algunos años y actualmente se puede hacer una visita que es muy recomendable.
Durante los más de 40 años que permaneció cerrada, han sido numerosas las historias que hablaban de fantasmas que se veían cuando pasabas en el metro por esa estación oscura y en ruinas y te fijabas en ella al mirar por la ventanilla del vagón.
El caso es que, según cuenta la leyenda, allá por los años 50 se cometió un crimen en esta estación. Un cura y una monja que mantenían un romance, fueron sorprendidos por una niña huérfana que estaba internada en el colegio de la monja. Para no ser descubiertos, aprovecharon una excursión escolar y arrojaron a la niña a la vía del tren. La niña maldijo la estación de Chamberí y se aparece cuando se acerca el aniversario de su muerte.
Otra leyenda que circula sobre el metro de Madrid es la de los monjes de la estación Tirso de Molina. El convento de la Merced se derribó hace 150 años y cuando se comenzó a construir la estación de Tirso de Molina, se encontraron con los restos de los monjes. Cómo no se sabía qué hacer con ellos se optó dejarlos bajo los andenes y recubrirlo todo con azulejo. Por eso se dice que a medianoche se escuchan los gritos de estos monjes.
Pero la palma de las historias de terror del metro se la lleva la siguiente leyenda, que puedes encontrar ambientada en distintas estaciones e incluso distintas ciudades del mundo.
La protagonista es una chica, que se encuentra en una parada de metro, totalmente sola. Por supuesto es de noche y está esperando al último tren de la línea. Cuando llega, se sube y ve que solo hay tres viajeros. Uno de ellos es una mujer que la mira muy fijamente.
En la siguiente estación se sube al tren un hombre y se sienta a su lado. El hombre observa detenidamente a los otros tres viajeros y le susurra al oído a la chica: “No te muevas, no hables, bájate conmigo en esta parada”.
Cuando bajan el hombre le dice: «Siento haberte asustado, soy médium, y la mujer que teníamos enfrente estaba muerta, y los dos hombres que la acompañaban, la sostenían.»
1 comentario
Yo personalmente he pasado cientos de veces por esta estación y siempre tuve una sensación rara, hablo de hace mas de 60 o 65 años. Mi madre cuando explotó el depósito de explosivos que hubo en la guerra, le estuvo recomponiendo el codo, que en la deflagración lo había perdido, a una taquillera de la estación de Chamberi, ella era con 4 años de medicina y el título de practicante y ayudante de quirófano de cuatro cirujanos en el hospital de sangre de Velazquez 82