La ciudad de Madrid está repleta de túneles y pasadizos, y no solo por los que recorren el metro de Madrid o el alcantarillado, sino por los excavados a lo largo de siglos de historia con distintos motivos: protección militar, preservar el anonimato, tener una vía de escape… A día de hoy, algunos son visibles y otros se tapiaron o se transformaron con el tiempo. Otros en cambio, siguen permaneciendo ocultos.
En The Rombo Code nos gustan tanto los misterios y los lugares secretos que hemos querido hacer una breve guía de algunos de estos lugares.
Este pasadizo que partía de los sótanos de la casa, situada en la plaza de la paja, conducía hasta la Capilla del Obispo. Ésta, que tiene en su interior una cripta con varios enterramientos medievales, fue saqueada gracias a este túnel en los años 60, llevándose los ladrones cotas de malla, armaduras, espadas, y demás.
Pasadizo de la Encarnación. Construido en 1612, ya aparecía con este nombre en un plano del s. XVIII. Es uno de los más conocidos y más antiguos. En origen no era el Palacio Real el que estaba conectado con el Convento, sino el Alcázar de los Austrias. Era un pasadizo con amplias galerías, bien iluminado, con obras de arte que decoraban sus muros y que se iniciaba en las cocinas del Alcázar. Oficialmente servía para que el rey Felipe IV pudiera acudir a misa sin tener que salir a la calle en los meses de invierno. Las malas lenguas, contaban que estas galerías siempre se inundaban, y al rey le servían para pasearse en góndola y flirtear con una joven novicia del convento.
Otro de los pasadizos llevaba al Palacete de los Vargas, situado junto a la Puerta del Rey de la Casa de Campo. Dicho palacete era escenario habitual de los líos amorosos de José I Bonaparte con una actriz de la época. Se cuenta que este camino fue el que tomó el rey Alfonso XII para huir, al proclamarse la II República.
Existía un entramado de túneles en el ala oriental, donde destaca el túnel que conecta el Palacio con el Teatro Español, que antiguamente era un convento. Dicen que los utilizaba el rey Alfonso XII para visitar de incógnito la ciudad. Claro que muy secretas las visitas no eran cuando había una coplilla de la época que decía:
“Quién será ese buen mozo quién será,
con la capa de seda…
No es el número uno ni es el número dos,
es el número doce por la gracia de Dios”.
Por último, el Palacio se conectó también con los cuarteles de Conde Duque, donde se alojaba la Guardia de Corps.
Una serie de túneles excavados bajo la Plaza Mayor también sirvió de vía de escape en sus robos para el famoso bandolero Luis Candelas. Una de las entradas a esos túneles se sitúa en la que hoy es la entrada del famoso mesón al que dio nombre, en el Arco de Cuchilleros, 1.
En la Plaza de la Marina Española, donde se ubica el Senado, existió una galería de tiro subterránea que era utilizada en el siglo XIX por los militares de un cuartel cercano. Esta galería sirvió a Franco de búnker en 1946.
El Congreso de los Diputados cuenta con un pasadizo lujosamente decorado, que lo conecta con las oficinas de los grupos parlamentarios y que cruza la carrera de San Jerónimo. Las oficinas se encuentran en lo que era el antiguo Banco Exterior de España. Además, el Congreso alberga unos pasadizos subterráneos con centenares de columnas, de unos 5 metros de altura, que pertenecieron al templo del Espíritu Santo.
En los bajos del Ministerio de Hacienda, se encuentra el Pasaje de la Aduana. Adentrándose en él se llega a la estancia donde Julián Besteiro, dirigente socialista, dirigió el mensaje de rendición al General Franco en 1939.
En los sótanos de la Cadena SER, situada en Gran Vía 32, existieron unos túneles donde se instaló una emisora clandestina que se llamó “Quinta columna”. Actualmente están cerrados.
Según publicó en su día ElEconomista.es en la Plaza de Chamberí, los franceses construyeron una fortificación subterránea para impedir que los defensores entraran por lo que hoy es nuestra Glorieta de Bilbao, durante la guerra de la Independencia. Lo curioso es que parte de estos túneles se dirigen a la actual Junta Municipal de Chamartin y, este edificio era un palacete al que acudían las amantes del rey Fernando VII. También había tramos de pasadizos que se dirigían hacia los bajos del convento de las Siervas de María. Más tarde la fortificación se convertiría en Centro de mando del ejército republicano.
Cerca de nuestras salas de escape de Madrid, en la Plaza de Cibeles confluyen varios tipos de túneles: los que excavaron los republicanos desde Chambéri y que dirigen al Palacio Buenavista, actual Cuartel General del Ejército (antiguo Ministerio de la Guerra); los sótanos del enigmático Palacio de Linares y el gran bunker del Banco de España. Según cuentan, existe incluso una galería en desuso que aloja una pequeña línea de ferrocarril conectada con los accesos a la cámara acorazada del Banco de España. La cámara se sitúa siete plantas por debajo del banco y ante una amenaza queda totalmente sumergida en agua. ¿Leyenda o realidad?